La Casa Winter ¿Producto turístico o memoria de nuestra historia?
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La Casa Winter
¿producto turístico o memoria de nuestra historia?
POR: CAROLINA SANTOS
Respeto es lo que pide Pedro Fumero. Respeto a su familia que durante más de 45 años han sido los cuidadores de la Casa Winter y respeto a la memoria histórica que representa esta casona y su patrimonio que cuenta la Historia, con mayúsculas de la isla de Fuerteventura, y cuenta también las historias vividas por las familias de Cofete, el Puertito del Faro de Jandía y Morrojable.
Fíjense que cuando una batalla no se da por un colectivo sino por una sola persona, no tarda el tiempo ni un segundo en comenzar a lanzar rumores sobre si esa persona está loca, si no es de fiar, si cuál será su pasado, si defiende una familia de borrachos y retrasados. Siempre es así, cuando la guerra es de uno contra un laberinto de administraciones e intereses empresariales, se intenta arrastrar al lodo más sucio, indigno y rastrero a la única persona que alza la voz.
Por supuesto, Pedro Fumero tiene su personalidad, sus características y peculiaridades curiosas, pero ¿acaso no serían las nuestras si viviéramos en lo más recóndito de la isla en unas condiciones precarias como las que ofrece la casa Winter?
También se ha faltado el respeto a sus familiares, no por describirles como borrachos, atrasados o ‘extraños’, sino por abandonarlos a su suerte por esas características que son humanas y que forman parte del respeto y dignidad que todos queremos y pedimos para los nuestros, ya sean vecinos o nuestros propios familiares.
La Casa Winter rezuma misterio e historias por cada uno de los poros de sus paredes o alrededores. ‘Misterio’ por lo que de ella no se ha contado, e ‘historia’ porque forma parte de la Historia no sólo de Fuerteventura, sino de las islas canarias. Todos sabemos que el patrimonio histórico es algo que debemos salvaguardar porque nos recuerda lo que vivieron nuestros antepasados que explica por qué somos y estamos aquí. Sin embargo, respetar un patrimonio supone marcar límites a la explotación económica de un lugar o de una construcción. Y he aquí, donde está el quiz de la cuestión.
Fuerteventura vive del turismo, especialmente algunos más que otros que tan sólo sobreviven con un contrato temporal y un sueldo sin vacaciones. La cuestión es qué futuro queremos para la isla. Cuánto turismo queremos, o mejor dicho, debemos soportar y a costa de qué. Estamos en record de turistas y el beneficio que se lleva Fuerteventura y los que aquí vivimos es ridículo en proporción al beneficio económico que se llevan los empresarios del sector o el desgaste que supone para el medio ambiente de nuestra propia isla.
La empresa Lopesan compró hace más de 10 años la propiedad de la Casa Winter, la compró para un proyecto que no tiene prisa pero que es firme y seguro en un temprano futuro en que Cofete deje de ser un paraje natural y salvaje, tal y como lo conocemos, para convertirse en un producto turístico con piscinas que disfrutar en un hotel de lujo en el que los de aquí no podamos jamás hospedarnos, a lo mucho limpiar sus habitaciones y pasillos.
Son nuestros parajes naturales el atractivo que debemos conservar. El número de turistas que hoy en día nos visita, cerca de 5 millones al año (recordar que en Fuerteventura no somos más de 150.000 residentes) es suficiente para asegurar nuestra economía futura o nuestros trabajo o nuestra prosperidad. Por supuesto, a más hoteles construidos más turistas, pero con qué fin, en beneficio de quien. ¿Dónde está la sostenibilidad? ¿Acaso no son suficientes los turistas que nos visitan para un desarrollo próspero de la isla? ¿Acaso no están construidas ya las suficientes infraestructuras turísticas para asegurar nuestro desarrollo? Y si hubiera que construir más ¿no debiera ser en aquellas localidades que ya están clasificadas para este fin, sin necesidad de actuar en macro-proyectos en nuestra propia costa, playas, montañas o parajes que parecen estorbar por estar legalmente protegidos?
Pedro Fumero no está loco, más allá de la valentía de lanzarse a una batalla quijotesca en la que pide respeto, dignidad y protección a nuestra historia, la de cada una de nuestras familias como la propia Historia de mediados del siglo XX en que Fuerteventura jugó un papel desde una enorme casa construida en un recóndito lugar como Cofete, la casa Winter cuyos misterios más parece interesar mantener ocultos que proteger de un desarrollo muy beneficioso para algunos pocos que ni siquiera viven aquí.
ENTREVISTA A PEDRO FUMERO
Buenos días Pedro, desde hace años mantienes una batalla relacionada con la Casa Winter con dos objetivos principales, que se dé una salida digna a tu familia y se respete el papel que esta casa jugó en la historia de la isla, ¿en qué momento se encuentra todo este proceso?
Tenemos el acta de notificación y requerimiento de abandono de la Casa para el 30 de agosto, aunque por supuesto no nos vamos a ir con una mano delante y otra detrás. Nos tendrán que sacar a la fuerza a mi tío Agustín y a mí. Porque mi tío Pepe ya falleció y mi tía Rosa ya está en la residencia de mayores, al no estar en disposición de aguantar estas condiciones.
¿Desde cuándo tu familia es Cuidadora de esta casa?
Gustavo Winter metió a mi tío Rafael Matos Viera que falleció, él era jorobado y sin ningún estudio, no sabia ni leer ni escribir y comenzó a cuidar de la casa junto a mi tío Agustín que hoy en día tiene problemas si bebe alcohol. Al poco tiempo de entrar ellos en la casa, entró también mi tía Rosa con mi tío Pepe y demás familia.
¿Qué respuesta estás teniendo de tus vecinos y de la gente?
El mensaje que tengo de apoyo ahora es buenísimo, de la gente en contra del desahucio. Saben que mi familia lleva en la Casa Winter más de 47 años. Pero el apoyo es también a la investigación sobre las historias que me contaba mi propio abuelo sobre el papel que jugó esta casa y todo Cofete en la Historia durante la segunda guerra mundial. Si todo esto sale a la luz, se les paralizaría todos los planes que tienen de urbanizar en el futuro Cofete.
¿Qué objetivo te marcas en la lucha que estás dando?
Mi lucha es por mi propia familia. ¿Dónde estaba Asuntos Sociales del Cabildo o del Ayuntamiento cuando ellos vivían aquí en míseras condiciones? Yo me encontré aquí a mi tío Pepe con un cáncer terminal, mi tía Rosa con la pierna partida y con retraso mental, mi tío Agustín, discapacitado se iba para el pueblo y volvía borracho o me lo emborrachaban. A mis familiares siempre les han llamado los locos, esos discapacitados que viven en la casa Winter. Lo que quiero demostrar es que estos mongolitos como les han llamado tienen dignidad y se merecen un respeto y que además llevan años diciendo que esta casa tiene historia y no la pueden ocultar. La compañía Lopesan que compró la casa nos quieren desahuciar porque saben que si la casa Winter se reconoce como casa histórica no podrán urbanizar a su alrededor. Hay que investigar esta casa, su relación con los nazis, con las cuevas y túneles que se construyeron para atravesar la montaña y llegar a La Pared donde pudieron morir muchos majoreros en el llamado Camino de los presos, o la base que seguramente fue esta zona para reparación de submarinos. Mi abuelo no era ni un pelo de tonto y supo ver, oír y mantener mucho tiempo la boca cerrada para que no le castigasen.
¿Por dónde pasa la solución Pedro?
La solución es que si mi familia tiene que salir que sea por la puerta grande, con el reconocimiento que se merecen por formar parte de la Historia y mantener en pie esta casa. En estos últimos cuatro años y a pesar de las amenazas de la Administración hemos logrado reparar mínimamente una casa que tiene 80 años, viviendo de la voluntad que nos dan los turistas que por allí pasan.
¿La familia ha tenido alguna retribución como guardiana de la casa Winter durante 45 años?
A mi tío Rafael cuando entró lo primero que le daban los Winter era, una vez al año, una cesta de compra, porque ellos se mantenían con el ganado principalmente, haciendo queso o vendiendo cabritos. Luego a partir del año 85 al 90 se les empezó a pagar un sueldo de 240 euros que cobraban en la gasolinera de Morro Jable. Jamás avisaron a mi familia que habían vendido esta casa a Lopesan en Gran Canaria, cuando ellos legalmente tenían opción de compra antes que nadie. Con los años que aquí llevamos esta casa podría pasar directamente a mi familia y ese es el miedo que ellos tienen.
La relación de mi familia con esta casa se origina con mi bisabuelo Pepe, que era un antiguo terrateniente en Cofete al que quitaron sus tierras. Piensan que somos unos bobos que no vamos a luchar, y que tengan muy claro que nos vamos a defender y la gente de Fuerteventura debe saber que esta historia esta ahí, y Pedro Fumero se va a encargar de sacarla.
¿Crees que hay voluntad política de intentar limitar la posible explotación que Lopesan quiera hacer de la Casa Winter?
He vendido mi coche, mi moto, mi radio, no pienso parar. La memoria histórica está aquí y van a tener que respetarla y respetar la casa. Esta Casa hay que investigarla, tiene muchos secretos y muchos rincones que mi abuelo fue destapando poquito a poco con todo lo que me contó.
¿Qué mensaje principal es el que quieres transmitir?
Primero que mi familia se merece un respeto y sí le pido a la gente de Fuerteventura, que tengan claro que es nuestra historia, que aún tienen muchos secretos y no podemos abandonarlos. Si echan a la familia Matos, la historia la enterrarán bajo un hotel de cinco estrellas como el que ya construyeron en un paraje como el de la montaña del Médano en Tenerife, en el parque natural, que parecía imposible y ahí esta, y aquí harán lo mismo.
Pedro debes estar muy cansado de tanta batalla y viviendo además en unas condiciones tan duras.
Carolina de verdad, estoy agotado. Nos han tratado muy mal. Mi relación con mis hijas es difícil, aunque algunas veces vienen aquí de visita. Con mi pareja, que yo soy un hombre muy enamorado y muy feliz de ella, pero no puedo mantener una relación aquí en Fuerteventura, no puedo mantener una vida, no puedo salir de Cofete, enseguida si Agustín se vá para el bar me lo emborrachan y debo estar atento. Me han quemado los motores de los generadores, me han aflojado las ruedas del todo terreno, me han hecho pintadas insultantes en las paredes y muros, me han robado las ovejas y parte de los perritos que tenía allí, ahora, en esta última, me han cortado la manguera del agua de la mina, donde teníamos agua para la casa y que también suministraba al pueblo de Cofete que la hemos arreglado entre amigos con mucho esfuerzo… Tengo aviso de sanción por anunciar hallazgos de patrimonio histórico en la playa sin dar cuenta de su ubicación exacta, es decir, ¿se preocupan de ese patrimonio histórico pero no de la casa Winter que tienen a simple vista? Sólo quieren silenciarme y callarme, pero no lo lograrán conmigo ni con la historia y valores de esta isla.
¿producto turístico o memoria de nuestra historia?
POR: CAROLINA SANTOS
Respeto es lo que pide Pedro Fumero. Respeto a su familia que durante más de 45 años han sido los cuidadores de la Casa Winter y respeto a la memoria histórica que representa esta casona y su patrimonio que cuenta la Historia, con mayúsculas de la isla de Fuerteventura, y cuenta también las historias vividas por las familias de Cofete, el Puertito del Faro de Jandía y Morrojable.
Fíjense que cuando una batalla no se da por un colectivo sino por una sola persona, no tarda el tiempo ni un segundo en comenzar a lanzar rumores sobre si esa persona está loca, si no es de fiar, si cuál será su pasado, si defiende una familia de borrachos y retrasados. Siempre es así, cuando la guerra es de uno contra un laberinto de administraciones e intereses empresariales, se intenta arrastrar al lodo más sucio, indigno y rastrero a la única persona que alza la voz.
Por supuesto, Pedro Fumero tiene su personalidad, sus características y peculiaridades curiosas, pero ¿acaso no serían las nuestras si viviéramos en lo más recóndito de la isla en unas condiciones precarias como las que ofrece la casa Winter?
También se ha faltado el respeto a sus familiares, no por describirles como borrachos, atrasados o ‘extraños’, sino por abandonarlos a su suerte por esas características que son humanas y que forman parte del respeto y dignidad que todos queremos y pedimos para los nuestros, ya sean vecinos o nuestros propios familiares.
La Casa Winter rezuma misterio e historias por cada uno de los poros de sus paredes o alrededores. ‘Misterio’ por lo que de ella no se ha contado, e ‘historia’ porque forma parte de la Historia no sólo de Fuerteventura, sino de las islas canarias. Todos sabemos que el patrimonio histórico es algo que debemos salvaguardar porque nos recuerda lo que vivieron nuestros antepasados que explica por qué somos y estamos aquí. Sin embargo, respetar un patrimonio supone marcar límites a la explotación económica de un lugar o de una construcción. Y he aquí, donde está el quiz de la cuestión.
Fuerteventura vive del turismo, especialmente algunos más que otros que tan sólo sobreviven con un contrato temporal y un sueldo sin vacaciones. La cuestión es qué futuro queremos para la isla. Cuánto turismo queremos, o mejor dicho, debemos soportar y a costa de qué. Estamos en record de turistas y el beneficio que se lleva Fuerteventura y los que aquí vivimos es ridículo en proporción al beneficio económico que se llevan los empresarios del sector o el desgaste que supone para el medio ambiente de nuestra propia isla.
La empresa Lopesan compró hace más de 10 años la propiedad de la Casa Winter, la compró para un proyecto que no tiene prisa pero que es firme y seguro en un temprano futuro en que Cofete deje de ser un paraje natural y salvaje, tal y como lo conocemos, para convertirse en un producto turístico con piscinas que disfrutar en un hotel de lujo en el que los de aquí no podamos jamás hospedarnos, a lo mucho limpiar sus habitaciones y pasillos.
Son nuestros parajes naturales el atractivo que debemos conservar. El número de turistas que hoy en día nos visita, cerca de 5 millones al año (recordar que en Fuerteventura no somos más de 150.000 residentes) es suficiente para asegurar nuestra economía futura o nuestros trabajo o nuestra prosperidad. Por supuesto, a más hoteles construidos más turistas, pero con qué fin, en beneficio de quien. ¿Dónde está la sostenibilidad? ¿Acaso no son suficientes los turistas que nos visitan para un desarrollo próspero de la isla? ¿Acaso no están construidas ya las suficientes infraestructuras turísticas para asegurar nuestro desarrollo? Y si hubiera que construir más ¿no debiera ser en aquellas localidades que ya están clasificadas para este fin, sin necesidad de actuar en macro-proyectos en nuestra propia costa, playas, montañas o parajes que parecen estorbar por estar legalmente protegidos?
Pedro Fumero no está loco, más allá de la valentía de lanzarse a una batalla quijotesca en la que pide respeto, dignidad y protección a nuestra historia, la de cada una de nuestras familias como la propia Historia de mediados del siglo XX en que Fuerteventura jugó un papel desde una enorme casa construida en un recóndito lugar como Cofete, la casa Winter cuyos misterios más parece interesar mantener ocultos que proteger de un desarrollo muy beneficioso para algunos pocos que ni siquiera viven aquí.
ENTREVISTA A PEDRO FUMERO
Buenos días Pedro, desde hace años mantienes una batalla relacionada con la Casa Winter con dos objetivos principales, que se dé una salida digna a tu familia y se respete el papel que esta casa jugó en la historia de la isla, ¿en qué momento se encuentra todo este proceso?
Tenemos el acta de notificación y requerimiento de abandono de la Casa para el 30 de agosto, aunque por supuesto no nos vamos a ir con una mano delante y otra detrás. Nos tendrán que sacar a la fuerza a mi tío Agustín y a mí. Porque mi tío Pepe ya falleció y mi tía Rosa ya está en la residencia de mayores, al no estar en disposición de aguantar estas condiciones.
¿Desde cuándo tu familia es Cuidadora de esta casa?
Gustavo Winter metió a mi tío Rafael Matos Viera que falleció, él era jorobado y sin ningún estudio, no sabia ni leer ni escribir y comenzó a cuidar de la casa junto a mi tío Agustín que hoy en día tiene problemas si bebe alcohol. Al poco tiempo de entrar ellos en la casa, entró también mi tía Rosa con mi tío Pepe y demás familia.
¿Qué respuesta estás teniendo de tus vecinos y de la gente?
El mensaje que tengo de apoyo ahora es buenísimo, de la gente en contra del desahucio. Saben que mi familia lleva en la Casa Winter más de 47 años. Pero el apoyo es también a la investigación sobre las historias que me contaba mi propio abuelo sobre el papel que jugó esta casa y todo Cofete en la Historia durante la segunda guerra mundial. Si todo esto sale a la luz, se les paralizaría todos los planes que tienen de urbanizar en el futuro Cofete.
¿Qué objetivo te marcas en la lucha que estás dando?
Mi lucha es por mi propia familia. ¿Dónde estaba Asuntos Sociales del Cabildo o del Ayuntamiento cuando ellos vivían aquí en míseras condiciones? Yo me encontré aquí a mi tío Pepe con un cáncer terminal, mi tía Rosa con la pierna partida y con retraso mental, mi tío Agustín, discapacitado se iba para el pueblo y volvía borracho o me lo emborrachaban. A mis familiares siempre les han llamado los locos, esos discapacitados que viven en la casa Winter. Lo que quiero demostrar es que estos mongolitos como les han llamado tienen dignidad y se merecen un respeto y que además llevan años diciendo que esta casa tiene historia y no la pueden ocultar. La compañía Lopesan que compró la casa nos quieren desahuciar porque saben que si la casa Winter se reconoce como casa histórica no podrán urbanizar a su alrededor. Hay que investigar esta casa, su relación con los nazis, con las cuevas y túneles que se construyeron para atravesar la montaña y llegar a La Pared donde pudieron morir muchos majoreros en el llamado Camino de los presos, o la base que seguramente fue esta zona para reparación de submarinos. Mi abuelo no era ni un pelo de tonto y supo ver, oír y mantener mucho tiempo la boca cerrada para que no le castigasen.
¿Por dónde pasa la solución Pedro?
La solución es que si mi familia tiene que salir que sea por la puerta grande, con el reconocimiento que se merecen por formar parte de la Historia y mantener en pie esta casa. En estos últimos cuatro años y a pesar de las amenazas de la Administración hemos logrado reparar mínimamente una casa que tiene 80 años, viviendo de la voluntad que nos dan los turistas que por allí pasan.
¿La familia ha tenido alguna retribución como guardiana de la casa Winter durante 45 años?
A mi tío Rafael cuando entró lo primero que le daban los Winter era, una vez al año, una cesta de compra, porque ellos se mantenían con el ganado principalmente, haciendo queso o vendiendo cabritos. Luego a partir del año 85 al 90 se les empezó a pagar un sueldo de 240 euros que cobraban en la gasolinera de Morro Jable. Jamás avisaron a mi familia que habían vendido esta casa a Lopesan en Gran Canaria, cuando ellos legalmente tenían opción de compra antes que nadie. Con los años que aquí llevamos esta casa podría pasar directamente a mi familia y ese es el miedo que ellos tienen.
La relación de mi familia con esta casa se origina con mi bisabuelo Pepe, que era un antiguo terrateniente en Cofete al que quitaron sus tierras. Piensan que somos unos bobos que no vamos a luchar, y que tengan muy claro que nos vamos a defender y la gente de Fuerteventura debe saber que esta historia esta ahí, y Pedro Fumero se va a encargar de sacarla.
¿Crees que hay voluntad política de intentar limitar la posible explotación que Lopesan quiera hacer de la Casa Winter?
He vendido mi coche, mi moto, mi radio, no pienso parar. La memoria histórica está aquí y van a tener que respetarla y respetar la casa. Esta Casa hay que investigarla, tiene muchos secretos y muchos rincones que mi abuelo fue destapando poquito a poco con todo lo que me contó.
¿Qué mensaje principal es el que quieres transmitir?
Primero que mi familia se merece un respeto y sí le pido a la gente de Fuerteventura, que tengan claro que es nuestra historia, que aún tienen muchos secretos y no podemos abandonarlos. Si echan a la familia Matos, la historia la enterrarán bajo un hotel de cinco estrellas como el que ya construyeron en un paraje como el de la montaña del Médano en Tenerife, en el parque natural, que parecía imposible y ahí esta, y aquí harán lo mismo.
Pedro debes estar muy cansado de tanta batalla y viviendo además en unas condiciones tan duras.
Carolina de verdad, estoy agotado. Nos han tratado muy mal. Mi relación con mis hijas es difícil, aunque algunas veces vienen aquí de visita. Con mi pareja, que yo soy un hombre muy enamorado y muy feliz de ella, pero no puedo mantener una relación aquí en Fuerteventura, no puedo mantener una vida, no puedo salir de Cofete, enseguida si Agustín se vá para el bar me lo emborrachan y debo estar atento. Me han quemado los motores de los generadores, me han aflojado las ruedas del todo terreno, me han hecho pintadas insultantes en las paredes y muros, me han robado las ovejas y parte de los perritos que tenía allí, ahora, en esta última, me han cortado la manguera del agua de la mina, donde teníamos agua para la casa y que también suministraba al pueblo de Cofete que la hemos arreglado entre amigos con mucho esfuerzo… Tengo aviso de sanción por anunciar hallazgos de patrimonio histórico en la playa sin dar cuenta de su ubicación exacta, es decir, ¿se preocupan de ese patrimonio histórico pero no de la casa Winter que tienen a simple vista? Sólo quieren silenciarme y callarme, pero no lo lograrán conmigo ni con la historia y valores de esta isla.