Don Arístides Hernández Morán, "Recuerdos de un médico rural"

Don Arístides Hernández Morán,
"Recuerdos de un médico rural"



Entrevista y fotos realizadas por Rafael Pérez a D. Arístides Hernández, y dedicada, en su momento, por el doctor a su mujer, Doña Africa, "porque siempre ha estado a mi lado, sin importarle si el tiempo era triste o alegre"

Septiembre 2017

DON ARÍSTIDES MOMENTO DE LA ENTREVISTA CON RAFAEL PÉREZ TAMARICHED. Arístides nació un 17 de abril de 1926 en Santa Cruz de Tenerife, estuvo estudiando en la península llegó aquí de África como Alférez, luego Teniente y después Capitán. Vino por poco tiempo a Fuerteventura pero se afincó hasta la fecha. Gracias por abrirme las puertas de su despacho y permitirme entrevistarle, siendo usted conocido en Fuerteventura, en todo el archipiélago canario, en península y hasta en Europa porque aquí vienen mucho extranjeros a consultarle sobre su especialidad que es la dermatología.


Muchas gracias a ustedes y gracias por todos sus piropos que no merezco, pero bueno, lo único que hago es intentar hacer todo lo mejor que puedo.


¿Se queda con Tenerife o Fuerteventura?
Yo soy ya más de Fuerteventura que de Tenerife, en Tenerife estuve 20 años cuando empecé a estudiar la carrera y en Fuerteventura llevo…me parece que son 64 años, o sea que…, soy hijo adoptivo, vamos que ya no tengo otra solución.



¿Qué es para usted la vida?
La vida es lo más importante, sobre todo la salud, no lo digo por ser profesional, sino que la salud hay que mantenerla activa. Ser activos es importantísimo porque es la única manera de mantener nuestras células cerebrales activas para poder mantenerse y poder seguir recordando el pasado que es lo más importante y evitar malas cosas que podrían ocurrir.


¿Activo o jubilado?

Las dos cosas


Usted tiene un último libro editado, y trabaja en otros…
Portada del libro de recuerdos de un médico ruralSi aparte de este que tenemos aquí, Recuerdos de un médico rural, tengo siete volúmenes escritos y terminados y estoy pendiente de sacar otros siete, un total de 14 libritos que son más bien las memorias de un médico de pueblo. Veremos a ver cuándo se publicarán, creo que en tres o cuatro meses ya está la cosa resuelta.


Recuerdos de un médico rural se lo dedica a su esposa, a Doña África.

Ella ha sido mi ayuda para todo, por eso le dediqué este libro. Por estar siempre a mi lado, sin importarle si el tiempo era triste o alegre.
Siempre ha estado ayudándome, sobre todo para seguir la trayectoria de los enfermos que necesitaban mi ayuda.



¿Lo de ser médico le viene de familia?
En cierto modo si, porque hermanos de mi padre eran médicos, mis primos, mis sobrinos. Mi idea fue estudiar medicina desde los 13 o 14 años, me gustaba y eso es importante. Entonces no había facultad de medicina ni en Tenerife ni en Las Palmas, había que ir a la península. No había aviones que nos llevasen a Madrid en aquella época, tenías que ir en barco que tardaba tres y cuatro días en llegar de Tenerife a Cádiz. Además fue una época mala, la posguerra cuando empecé a estudiar, terminando siete años después.

Entonces decido venir a Fuerteventura a hacer las prácticas, llegando en barco de Alférez un 8 de septiembre del año 53 y lo que me habían contado de la isla es que aquí no llovía nunca. Cuando el barco atracó y me bajé, comenzó un diluvio tan fuerte que me quedé completamente bañado camino a la residencia, teniendo que disculparme ante el teniente coronel por no poder hacer así la presentación oficial.


Llegó con la idea de hacer aquí la milicia y marcharse.
Claro, estar los seis meses y después había obtenido por oposición la plaza de dermatólogo en Tenerife. Pero luego me dijeron por qué no me quedaba aquí donde no había sino dos médicos, D. Gerardo Busto, que al poco tiempo se jubiló y D. José María Peña que estaba en la zona sur y dos años más tarde llegaría D. Guillermo también.

Recuerdo que fue en la residencia de Oficiales con el Delegado del Gobierno, el alcalde y el teniente coronel, donde me rogaron, “¡Hombre! ¿por qué no se queda usted un año más aquí?, en fin, nos haría un favor grande porque no hay médico militar ninguno. Nosotros le damos un pabellón en el cuartel y ahí puede estar usted estupendamente bien”. Les dije que tenía que ir a Tenerife a tomar posesión de la plaza y renunciar a la misma, porque sino la perdía a todos los efectos.

Lo pensé un poco. También es verdad, que en aquella había conocido a la que fue después mi mujer, África, y me dije, voy a estar un añito más por allí, a ver lo que pasa. Además la isla me gustaba mucho, me gustaba la pesca submarina, la cacería y me vine a estar un año más. Aquel año se convirtió después en 64 años.


FOTO PUBLICADA EN EL LIBRO DE RECUERDOS DE UN MÉDICO RURALLo de Doña África fue amor a primera vista.
Nos conocimos en el Tinguaro que era donde nos sentábamos por las tardes viendo pasear a la gente, a las chicas, entre ellas mi mujer, de la que me enamoré.

A usted le hubiera gustado estudiar otra carrera.
Siempre quise estudiar medicina y no estoy arrepentido ni muchísimo menos, porque el hecho de servir y ayudar a los demás ha sido la misión mía en toda mi vida, en toda mi profesión.


Cuando usted llegó esto era Puerto Cabras.
Hasta el 56 que fue cuando me casé y llamaron a la capital Puerto Rosario. Entonces había aquí unos 2.500 habitantes y hoy creo que pasan de los 20.000.


¿Cómo iba entonces usted a visitar a los pacientes?
En mi moto, porque entonces no había más que dos carreteras principales. Tuve dos o tres motos con las que recorrí más de 400.000 kilómetros. Elegí trasladarme en moto porque en coche no podías entrar por las veredas por donde vivía la gente, que me esperaban a la orilla de la carretera y luego me guiaban. DON ARÍSTIDES EN SU ANTIGUA MOTO TAMARICHE


¿Y los inviernos?
Malísimos, sobre todo por las noches que tenía que ponerme un capó porque te entraba el aire por la copagamba y aquello era un frío tremendo pasadas las dos o tres de la madrugada.

Era muy rara la noche que podías dormir toda la noche, yo creo que fue ninguna, porque llamaban a la puerta avisando: “Me puede ir usted a ver a Corralejo o al sur…” Y había que ir con cuidado porque la carreteras eran de tierra y barro y si llovía aquello patinaba terrible. Una vez viniendo con la moto de Tamariche a Tetir empecé a escuchar un ruido y en el momento de parar la moto caí de boca. La moto quedó partida en dos, una parte la llevé a Puerto en un camión que pasaba y la otra en un coche, pero había quedado unida solo por el cable del cuentakilómetros. ¡Ese día nací!


Un aterrizaje forzoso.
Si, si. Afortunadamente no me pasó absolutamente nada. Pero de aquella le cogí más respeto a las motos.


¿Qué le une con la Cruz Roja?
Había necesidades en la isla y era muy difícil solucionarlas porque no teníamos medios ninguno. Entonces pensé crear aquí la Cruz Roja y me fui a Las Palmas para reunirme con el director en aquella época, y dijo que lo miraría. Aquí había hablado previamente con el presidente del Cabildo y se consiguió efectivamente establecer un Servicio de Cruz Roja en una casita que no reunía condiciones y la teníamos más que nada como Casa de Socorro. Pero ya después pensamos a ver si se podría hacer un edificio de Cruz Roja que solucionase en condiciones los problemas. Y efectivamente se prestaron voluntarios, casi todos los de portuarios, mucha gente nos regalaba los bloques, otros el cemento, y terminamos la primera casita ahí en la Plaza donde esta hoy. Y solucionamos muchísimos problemas porque ahí nos mandaban desde Las Palmas, sangre y suero para poner a los pacientes.

Más tarde pensamos en montar otro edificio en mejores condiciones, como así se hizo, entonces estaba de presidente Gerardo Mesa, que nos ayudó para hacer el edificio con el que actualmente contamos. Se aumentó el número de ambulancias, que sólo disponíamos de una, e incluso se montaron puestos de socorro en las playas, con voluntarios que siempre son dignos de admiración.

DON ARÍSTIDES EN SU DESPACHO. FOTO DE TAMARICHEEstuve unos 30 años de voluntario, sólo que cuando te vas haciendo mayor no puedes seguir trabajando con la misma actividad que cuando eres joven.


Un voluntario especial fue Paco Álvarez.
Si señor, Paco el matarife que también era portuario, era el gran amigo, era el gran servidor, era fabuloso, él y un grupo de amigos portuarios que fueron los primeros que ayudaron y levantaron la primera casa a pulso. También ayudó muchísima gente para levantar aquella casa sin costarnos un céntimo.


Pero ¿cómo lo hacía usted?, porque también estuvo como concejal, de consejero en el Cabildo, trabajó en el aeropuerto… usted en su casa no paraba nunca.
Yo de político no servía pero había que hacerlo cuando tenías una plaza oficial y era Jefe de Sanidad. El Ayuntamiento me propuso que me presentara como concejal de Sanidad y lo mismo pasó en el Cabildo que estuve como consejero de Sanidad. Nueve años estuve en ambos cargos y creo que cumplí bien con lo que me tenían asignado y no estoy arrepentido de ello.

Es verdad que me faltaba tiempo para todo, pero teníamos las reuniones por las tardes, que a veces duraban muchas horas y a su término nos íbamos por ahí a cenar. Se pasó bien y se hicieron muchas cosas.


¿Está contento con Puerto del Rosario y con Fuerteventura que le han puesto su nombre a la calle, al Centro de Salud, le han hecho homenajes, dado medallas y demás?
Nunca pensé en todo esto, siempre lo hice desinteresadamente. Por supuesto, estoy contentísimo y agradecidísimo por todas esas cosas que han hecho conmigo, como nombrarme Hijo Adoptivo, Hijo predilecto, todo lo que quieras y por todos los lados.


Y pregonero de las Fiestas.
Si, creo que no faltó ningún lugar en la isla que no dijera mi Pregón en fiestas, desde Betancuria, La Vega de Rio Palma, La Oliva, Puerto del Rosario,… en fin.


Otra cosa que le ha hecho ilusión es la aportación que se logró para el retablo de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario.
Si señor, eso es verdad. Era una pena que teniendo una iglesia como la que tenemos, tirasen aquel retablo antiguo y quedásemos muchos años sin tener más que un hueco vacío. Entonces decidimos un grupito de amigos hacer un nuevo retablo, a mi mujer también le hacía mucha ilusión. Durante dos o tres años hicimos muchas actividades para obtener dinero y efectivamente fuimos a Tenerife donde un artesano dedicado a la restauración de los retablos, vino, lo hizo y lo montó. Es el que tenemos actualmente. Nos costó mucho trabajo, hubo que hacer muchos actos pero se logró terminar sin deberle a nadie ni un céntimo.


A sus 91 años tiene algún deseo por cumplir.
Bueno, ya me queda poco. Claro, siempre queda por hacer muchas cosas, claro que sí. Lo que pasa es que ya no te encuentras en la forma activa… ni para montarte en una moto (risas). Me hubiera gustado hacer muchas cosas más. Se hizo todo lo que se pudo.

Bajo el punto de vista sanitario se hizo lo mejor, que fue un plan para quitar todas las enfermedades infectocontagiosas que había en la isla. Tardamos, pero en quince años se llegaron a eliminar los focos principales que eran la fiebre tífica, la tuberculosis, la difteria, el tétanos, la polio, todos esos grupos se vacunaron y en quince años se eliminaron totalmente, ni un solo caso. De aquello me siento contento porque se hizo una labor que estuvo bastante bien, si.


¿Se le queda una espina clavada con el proyecto de la montaña de Tindaya?
Creo que es una pena que no se haga sobre todo porque es una fuente de ingresos importante sobre todo para el Cabildo y es una forma de dar más puestos de trabajo. Soy partidario, y siempre lo he dicho, que se hiciera el proyecto de la montaña de Tindaya. No sé que medios se cuenta para ello, pero creo que una vez terminado sería una fuente de ingresos como en Lanzarote con la Cueva, donde allí van todos los turistas y un porcentaje importante de los ingresos del Cabildo lo obtienen de ahí. Nosotros, estoy seguro, también tendríamos unos ingresos importantes, aparte la conservación de los podomorfos que dicen que se están destrozando y eso es una verdadera pena.


¿Qué piensa de la nueva sabia? ¿Ve futuro o no?
Creo que sí, lo que pasa es que hay que enseñarles cómo es el futuro, en qué sentido pueden dirigirse o trabajar. Pero hay que enseñar a los alumnos que hay que estudiar, eso es lo más importante.


Si fuese usted Presidente del Cabildo de Fuerteventura, ¿qué cree que la falta a la isla de Si fuese usted Presidente del Cabildo DON ARÍSTIDES FOTO DE TAMARICHEde Fuerteventura, ¿qué cree que la falta a la isla de Fuerteventura?
Se ha triplicado la población y hay que buscar centros de enseñanza de todo tipo, becas para mantener estudios. Si los jóvenes de la isla no tienen estudios, vendrán de fuera y los de aquí quedaran retrasados.


¿Qué aficiones tiene? Le veo a las tres de la tarde siempre dando un paseo.
Hay que hacer ejercicio sea el que sea. A las 7:15 horas de la mañana en invierno y verano me meto en la piscina y nado 1.200 metros en unos veinte minutos y por la tarde o la noche me vuelvo a meter y hago otros tantos. Es una forma de mantenerte, un ejercicio físico activo es importantísimo, también el psíquico es fundamental, el leer y estudiar hay que seguir haciéndolo y mantenerse activo con la lectura de cualquier publicación actualizada… si, eso hay que seguir haciéndolo como sea.


Conoce todas las islas, y también ha viajado mucho a congresos médicos.
Si desde los 30 años estuve yendo a Congresos por todas partes del mundo, desde Estados Unidos, Japón, Inglaterra, y a todos los congresos celebrados en Europa de dermatología durante veinte años no falté a ninguno.


Un recuerdo de la infancia.
Recuerdos tienes muchos, cómo al llegar la cuesta donde el tranvía a La laguna iba muy despacito y subíamos por detrás sin picar el billete como broma al chófer, que nos gritaba: “¡¡¡Ya son tres viajes sin picar!!!”.


Un defecto de D. Arístides Hernández Morán.
No sé, me gustaría que me llamarán la atención cuando hago algo mal, para no seguir cometiéndolo.


Qué le dice a Fuerteventura, a Puerto del Rosario. CASA DE DON ARÍSTIDES FOTO DE TAMARICHE
No puedo decirle nada nuevo. Soy yo quien da las gracias al pueblo majorero, me han ayudado mucho. Han sido la razón por la que seguí en Fuerteventura. Nunca me han llamado la atención en nada sino que siempre me han elogiado por todo. En la época en la que no había absolutamente nada y a pesar de ello te traían un queso, un cabrito, aún no teniendo nada ellos de comer, y aún sigue viniendo gente haciendo regalos que agradezco de corazón, quien está agradecido soy yo.

Y sobre África qué decir, es ella la que ha logrado que la gente sea tan cariñosa conmigo. Cuando antes preguntabas cómo te quedaste en Fuerteventura, mil veces me hubiera quedado aquí por la gente tan sencilla, tan noble y tan buena que es la gente de Fuerteventura.
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El Ayuntamiento solicitará la Medalla al Mérito al trabajo para el Dr. Arístides Morán

El Ayuntamiento solicitará la Medalla al Mérito al trabajo para el Dr. Arístides Morán

El Pleno de la Corporación municipal aprobaba en sesión ordinaria celebrada en el día de ayer ,lunes 27 de enero, la propuesta al Gobierno de España para este reconocimiento.

La propuesta de acuerdo recoge la remisión al Gobierno de España,la candidatura del Dr. Arístides Hernández Morán para la Medalla al Mérito en el Trabajo así como instar al Cabildo de Fuerteventura para recabar su apoyo y adhesión a la candidatura presentada. En el mismo sentido, se insta al Gobierno de Canarias y al Parlamento de Canarias para hacer lo propio y al resto deAyuntamientos de la isla, Cruz Roja y demás organizaciones sociales.

El Alcalde de Puerto del Rosario, Juan Jiménez, agradecía a todos los grupos el apoyo unánime y decidido a la propuesta a la vez que se comprometía a reforzar la iniciativa a través de la propia FECAM y de cualquier otro órgano o administración donde fuese necesario.

La trayectoria del Doctor Arístides Morán es conocida y compartida por, prácticamente, toda la ciudadanía de Puerto del Rosario y de la isla en general, isla donde se instaló definitivamente desde el año 1953.

Entre su muchos reconocimientos sociales e institucionales figuran el de ser declarado Hijo adoptivo de Puerto del Rosario (1995), ser merecedor de la Orden Civil de Sanidad, concedida por el Ministerio de Sanidad en el 2005, Premio Fuerteventura en la modalidad de hijo adoptivo de Fuerteventura otorgado por el Cabildo majorero, Medalla de Plata del Colegio Oficial de Médicos, Cruz de la Orden al Mérito Militar, Presidente de Honor de Cruz Roja Española y Medalla de Oro de esta institución y Medalla de Oro de Canarias en el año 2010, entre muchos otros.
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